Reseña

«Nada que no sepas» de María Tena – Tusquets

«Nada que no sepas» es magnífica. Una historia sobre la necesidad de saber, sobre la búsqueda, sobre la imposibilidad de avanzar sin conocer. Sobre lo que sabemos de nosotros mismos y como, al final, la memoria nos construye.

Pero también es una historia sobre el amor, sobre la pareja y cómo se va desagarrando con el tiempo y la rutina.

«Nunca se sabe cuál es el momento en que  las cosas empiezan a joderse. No es como cuando la comida se pudre. No hay olor, no hay señales. Pero cuando te das cuenta se ha perdido la pasión y queda ese cariño que tiene el mismo sabor que las galletas deshidratadas de la comida de régimen. Ese afecto blando, gelatinoso, que ya no te sostiene para enfrentar la vida. Algunos no sabemos vivir sin eso: la chispa, el arrebato, ese fervor«.

Es la historia de una mujer que decide volver a Uruguay para saber cómo murió su madre, que tenía tan solo treinta y siete años, una historia que su padre siempre le ocultó. La historia arranca así, con una salida precipitada, las maletas siempre preparadas, como huyendo. Nada se sabe de su madre. Y cuando en Uruguay empieza a preguntar se encuentra con las viejas historias que nunca se han contado, con los secretos que todos sabían, con amistades que han envejecido y tiene que entenderlo todo, buscar, reelaborar sus propios recuerdos, distinguir lo que es verdad, de lo que le cuentan. Y así no solo reconstruye la historia de su madre sino que se encuentra a sí misma, recuerda a su padre, recuerda sus propios miedos, imágenes olvidadas,  la historia de su hermano y desde allí es capaz de entender mejor su historia en España y cerrar el círculo. Es fantástico como María Tena cuenta como la madre tiene que adaptarse al Uruguay de los años 60, viniendo desde una España gris, de posguerra, católica y reprimida, pazguata, para sumergirse en el Montevideo de la alta burguesía, divertido, liberal, un poco de vuelta de todo.  Porque «Nada que no sepas» es también una historia sobre cómo nos marca la educación, sobre como liberarnos de lo que nos ha formado.

Además, el viaje se inicia después de que nuestra protagonista sepa que su marido le ha sido infiel así que, de alguna forma, viaja también buscándose a sí misma, buscando respuestas a su vida, caminos, decisiones. La recuperación de un amor antiguo. La valentía y la decisión de recuperarlo. El descubrimiento del amor cuando ya casi no lo esperas, cuando tienes que salir de la comodidad de la rutina, de los gestos conocidos para volver a sentir la misma pasión. Para liberarte. Aunque nada termine.

«Ahora, según pasan los años, me doy cuenta de que nada termina nunca del todo. Ni siquiera con la muerte».

Me ha parecido emocionante, clarividente. Es verdad que yo estoy muy sensibilizado ahora con el tema de la memoria, empeñado en recuperar la mía, y me veo en cada línea y me reconozco en ese título, tan maravillosamente puesto, «Nada que no sepas», y, también, en la imposibilidad de saber del todo.

«Es tan inmenso el territorio de lo que no sabemos. Todo lo que se queda por decir«.